Vamos a
practicar un ejercicio de interiorización que nos permitirá liberar de
tensiones al cuerpo físico, también concentrar y disciplinar la mente para
poder enfocar con más efectividad la
idea central de la Lección 41 de Un Curso De Milagros.
Antes de
empezar vamos a dar algunas indicaciones.
Postura: Siéntate cómodamente, puede ser en el borde
de tu cama o en un taburete. Lo importante es que la columna vertebral se
encuentre erguida. Si usas una silla procura no apoyarte en el respaldo. Deja
la manos que reposen sobre los muslos con naturalidad.
Lugar: Ubica
un sitio tranquilo en tu casa, en el que no seas interrumpido durante la
práctica. De ser posible consagra ese sitio exclusivamente para realizar esta
práctica de meditación.
Hora: Ubica
un espacio de tiempo en el día en el que puedas ejercitarte en estas prácticas
de meditación. De ser posible mantén ese horario de forma permanente pues solo
con disciplina y perseverancia se puede lograr la experiencia de una meditación
profunda.
Qué es
mentalizar?
La
mentalización de un objeto es la visualización del mismo con la mirada
interina. Generalmente se realiza con los ojos cerrados.
Qué es
relajar?
Relajar es
quitar las tensiones a las que consciente o inconscientemente sometemos a los
órganos tanto internos como externos del
cuerpo. Relajar es dar una orden mental a una o a varias partes del
cuerpo para que dejen de estar presionada, forzada.
Iniciemos
con la práctica.
Una vez que
te has sentado cómodamente y con la espalda erguida, buscando un sitio
tranquilo y un espacio de tiempo en el que no seas interrumpido, cierra los
ojos y empieza a relajar tu cuerpo.
Mentaliza y
relaja la frente, los párpados, las mejillas y los labios.
Mentaliza y
relaja las sienes y la nuca.
Mentaliza y
relaja el cuello.
Mentaliza y
relaja los hombros, los brazos y los antebrazos izquierdo y derecho.
Mentaliza y
relaja las manos izquierda y derecha.
Mentaliza y
relaja la espalda.
Mentaliza y
relaja el pecho y el abdomen.
Mentaliza y
relaja la cadera.
Mentaliza y
relaja los muslos y las piernas izquierda y derecha.
Mentaliza y
relaja los pies izquierdo y derecho.
Ahora
respira profundamente. Sintiendo como el aire ingresa lentamente por las fosas
nasales y llena el abdomen y luego el tórax. Luego sale lentamente por las
fosas nasales vaciando la caja torácica y luego el abdomen.
Los ojos
están cerrados y la mirada interna puede mantenerse fija en el entrecejo (mitad
de las cejas).
La idea en
la que vamos a concentrar toda nuestra atención es esta:
Dios va conmigo
dondequiera que yo voy.
Cuando inhalemos vamos a decir mentalmente:
Dios va conmigo…
Cuando exhalemos vamos a decir mentalmente:
…dondequiera que yo
voy.
Repetimos:
Dios va conmigo…
dondequiera que yo voy.
Dios va conmigo... dondequiera que yo voy.
Dios va conmigo… dondequiera que yo voy.
Vamos a
mantener está repetición mentalmente durante un tiempo base de cinco minutos,
que podríamos extender a diez, quince o treinta. Para finalizar nos quedaremos
en silencio unos instantes y con movimientos suaves retomamos nuestra
movilidad.
Esta es la
forma en la que meditan los maestros orientales y también los padres de los
primeros siglos del cristianismo. Es de suma eficacia para aquietar la mente y
dejar de lado todas las distracciones del mundo externo.
La podrás
hacer con esta Lección y con aquellas que consideres apropiado.
Jasson Hurtado
Organizador de UCDM e-Learning